




El recién elegido presidente del Senado, Lidio García, hoy tiene en las manos el ‘chicharrón’ del último año de este Congreso, en el que el Gobierno insistirá en reformas como la tributaria, la de salud y el controvertible proyecto de impunidad del ministro de Justicia.
Presidente, el martes se reunió con el presidente Petro. ¿De qué hablaron?
Estuvimos en una reunión protocolaria. Es usual que el Presidente invite y dé un saludo a la nueva mesa directiva. Él fue muy decente, muy cordial, muy tranquilo, como usualmente no se lo ve… Hablamos de agenda política.
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¿O sea?
Él tiene un problema en su mente: cree que el Congreso le ha frenado todo. No es cierto. Le dio deliberación y amplio debate a unas propuestas que no calaron y las que pasaron llegaron en unos tiempos imposibles. Ese mismo día le recordé que como presidente entre 2019 y 2020, fui esencialmente garantista, y que volveré a serlo.
¿Qué significa un presidente garantista?
Darles garantías a todas las bancadas y partidos políticos. Le dije que no tenía ningún tipo de reparo hacia el debate político, me gusta que lo haya, desearía que volviera a haberlo, pero que se debata sin sesgos, sin presiones, sin apasionamientos, pero, sobre todo, con respeto a lo que piensan los demás. Quiero que regresen los grandes oradores, las grandes propuestas, porque aquí no hay nada de eso ahora mismo. Lo que hay hoy es un rifirrafe constante, una confrontación ya no ideológica, sino personal.
Alfredo Saade, Armando Benedetti, Lidio García y Angie Rodríguez Foto:Presidencia
Su antecesor, el senador Cepeda, nos parece a muchos que lo hizo muy bien, aunque el Gobierno lo vapuleó, lo amenazó, lo trató como un delincuente… Se mantuvo calmado siempre y fue muy claro en su discurso de entrega del cargo, al decir que su estilo había sido el de hacer respetar la autonomía y la independencia del Congreso. ¿Usted hará lo mismo?
Esa es mi principal apuesta: respetar la independencia y la autonomía de poderes. Ellos a nosotros y nosotros a ellos. Y, principalmente, le dije al Presidente, de manera jocosa: “No soy tan decente como Fincho (senador Cepeda) para que me agredan con esos trinos y no responder; creo que me iría de fuerte”. No puede ser posible que si el Congreso dice no, ya a nosotros nos ponen equis o ye calificativo.
Al Congreso no lo defiende nadie…
Pues yo sí lo voy a defender, como ya lo hice y lo voy a volver a hacer.
Y tiene la ventaja de que como repitente, pues ya llega aprendido…
Me siento con la capacidad de gerenciar el Congreso de la República con lujo de detalles y con tranquilidad, y de pronto con mucha más experiencia. Me tocó el estadillo social, se iban a tomar el Congreso, querían tumbar a Duque, vino la pandemia, no había constitucionalmente posibilidades de sesionar virtualmente, la ley no lo permitía y tampoco lo prohibía. Gracias a Dios todo lo actuado en la virtualidad fue revestido de constitucionalidad, de legalidad, por la Corte Constitucional.
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Pero mire los retos que le quedan por delante… Primero, su jefe, el expresidente Gaviria, ha ordenado la oposición del Partido Liberal. ¿Qué va a hacer con los senadores, y los hay varios, que son renuentes a acatar la ley de bancada?
Él ya me dijo que va a ser impecable con eso. Quien no se acoja a las decisiones internas del partido va a tener muchas dificultades para estar en las listas nuestras. Usted lo conoce, sabe que es un hombre de decisiones fuertes y no teme cuando le toca asumir ese tipo de posturas. Va a defender a capa y espada lo que el partido está promulgando, defendiendo y apoyando.
César Gaviria, jefe del Partido Liberal. Foto:Mauricio Moreno
¿Y, con esa postura drástica del presidente de su partido, cómo piensa entonces ser tan garantista?
Es que las garantías no son decir sí, se lo dije al presidente Petro. Conmigo tiene plenas garantías de que se va a abrir el debate en cada uno de los proyectos. Una cosa es que yo vote sí o no en un proyecto y otra cosa es darle garantías al debate. Garantista no quiere decir gobiernista ni congresista de gobierno. Busco que haya paz en el recinto. Para aminorar la calentura política hay que brindar la oportunidad a todos para que intervengan con unos tiempos iguales, que puedan todos presentar sus proyectos y que se debatan, no que se engaveten. Necesito un Congreso que no solo grite todo el tiempo.
Garantista no quiere decir gobiernista ni congresista de gobierno. Busco que haya paz en el recinto. Para aminorar la calentura política hay que brindar la oportunidad a todos para que intervengan con unos tiempos iguales
Lidio GarcíaPresidente del Senado
¿Y cómo va a votar entonces?
Como vote mi partido y como pienso que debo votar cuando no hay una decisión de bancada tomada. Lo demostré ya en la reforma laboral, en la consulta. Vamos a entrar en el año más difícil de la política, el último, porque con las elecciones encima esto se va a caldear mucho más. Debo brindar un escenario de tranquilidad para que las confrontaciones sean basadas en el respeto, que sean ideológicas, no personales, como le dije atrás. Antes era usual que hubiera debates fuertes entre congresistas, pero después se iban a tomar el café de la tarde, sin ningún tipo de problema. Ojalá eso se pueda recuperar.
Pues si vimos al ministro del Interior cómo casi le pega al secretario del Senado… Y, a propósito, ¿usted cómo se siente interactuando con el pastor Saade, jefe de gabinete, que llama “ratas” a los congresistas de la corporación que usted preside, le pide a Petro que revoque el Congreso y exige a gritos algo tan inconstitucional como la reelección presidencial?
El jefe de Despacho, Alfredo Saade. Foto:Archivo particular
Creo que el señor Saade es bastante populista. Y veo una confrontación interna entre los cercanos al Presidente, como buscando hegemonía, cercanía o poder en la Presidencia. Eso del pastor lo descarto. Porque es imposible inconstitucionalmente y porque conocí a Gustavo Petro como congresista. Siempre fue un demócrata no autoritarista. Siempre en contra de la perpetuidad en el poder. No puede ser posible que ahora haga lo contrario a lo que defendió.
Mire el caso de la Constitución del 91, que él saca a colación cada vez que le toca lucirse. Y ahora soplan vientos constituyentes…
Si es consecuente con lo que toda la vida defendió, no veo a Gustavo Petro haciendo eso.
¿Y eso usted se lo dijo personalmente a él?
Se lo dije, claro.
¿Y qué le respondió?
Es parco para dar respuestas y se ríe… Pero lo vi muy tranquilo, preocupado por las cosas que no se han hecho.
El presidente Gustavo Petro se reunió este martes con el presidente del Congreso, Lidio García Foto:Presidencia
Digamos que difícilmente queda este semestre legislativo. ¿Qué cosas están pendientes?
Reforma sí hay que hacer, aunque puede que no sea esa. Pero hay que permitir que la gente pueda proponer. No puede ser que si los congresistas no aprueban un proyecto de reforma, sean unos “h. p.”. Esto tiene que ser concertado con expertos en salud y con quienes padecen los problemas del sector. Tenemos un sistema de salud no tan malo en relación con los demás países.
Así era, por lo menos. Fallaban cosas que se podían corregir y en lugar de eso estamos destruyendo lo que teníamos construido…
El sistema nuestro es bueno. Hay es que ponerle unos frenos al tema de corrupción, para empezar a corregir las fallas más difíciles que tenemos en el sistema.
Pero fíjese que con las EPS intervenidas por el Estado, ahí no ha parado la robadera ni el desgreño administrativo ni el abuso con el paciente…
Dicen que es peor ahora.
Quedó demostrado que estatizar las EPS no fue la solución. Mire el caso de la intervención de Colsanitas, que devolvieron destrozada…
Exactamente.
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Otro tema que tiene el Congreso por delante es la reforma de la justicia. O la ley de sometimiento, como la bautizó el ministro Montealegre…
Sí creo que hay que reestructurar el sistema judicial colombiano, pero para combatir la impunidad, que es la que está generando más violencia en este país. Pero este es un proyecto de muy difícil recibo, donde lo que prima es la impunidad, oportunidad para quien delinque; y ni siquiera oportunidad para todos los que delinquen, sino para unos sectores que ya fueron escogidos y comprometidos.
Ministro de Justicia, Eduardo Montealegre. Foto:Minjusticia.
¿Usted cree que ‘pacto de La Picota’ sí hubo?
Indiscutiblemente. Eso se nota. Para mí es indiscutible que esta ley es el desarrollo de compromisos que se adquirieron, porque sí se han hecho pactos con la guerrilla, con paramilitares…
¿Usted no le ve futuro a este proyecto?
Yo no le veo futuro porque es de mucho compromiso, de muy difícil manejo. Hay que ver qué dicen los expertos; esto tenía que socializarse con todas las altas cortes, a ver qué opinan, qué piensan. Pero sinceramente le digo, el ministro de Justicia es bastante beligerante, sus propuestas se salen del curso normal de las cosas y le gusta tener mucho protagonismo con sus decisiones, desde que fue Fiscal…
¿Reforma tributaria va a haber?
Le dije al Presidente: “Preséntela, pero le auguro un mal desenlace”. “¿Pero por qué? El país la necesita”, me respondió.
¿Y la van a presentar, a pesar de su mal augurio?
No conozco a un congresista que vote en el último año un proyecto de ley tan impopular como este. Cuando usted vota una reforma tributaria, desde la persona más pobre hasta la más rica la critica. Ahora, sobre que el país la necesita, ahí han quedado una cantidad de recursos que no ejecutaron. Dizque necesitan 12 billones, ellos los tienen ahí. Pero como le dije al Presidente, yo le programo la reforma tributaria, la ponemos en el escenario del Congreso para que se debata y de una vez anuncio que tendrá plenas garantías, pero no contará ni con mi voto ni con el del resto de liberales, espero que así sea. Y me atrevería a jurar que no va a pasar, por las consideraciones anteriores que le acabo de hacer.
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¿Qué más queda pendiente?
Presupuesto. Este tendría una amplia discusión en las comisiones económicas. Y después el Congreso, en pleno, pues lo ratifica, o le modifica una que otra cosa, pues si no, lo tienen que pasar por decreto. Pero con lo que ya le he enumerado, le voy a decir una cosa: el tiempo se acabó. Es que pasaron tres años, María Isabel, y al Presidente yo no lo he visto cortar una cinta jamás… Aunque quedé sorprendido con el discurso del 20 de julio: el país, según el Presidente, va maravillosamente. No conocía que hubieran hecho tantas cosas, quedé sorprendido…
Hasta nos dijo que el país está en paz…
Que la gente está bien, que está tranquila. Eso es mentira, y eso lo ve usted en las calles. Los políticos tenemos es que estar escuchando con honestidad a la gente y ahí nos dicen todo. Es la base para hacer política. Volvimos a tener, en materia de encuestas, a la seguridad como número uno de lo que anhelan los colombianos recuperar.
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Le tenía esta preguntica: usted tuvo una disputa, para ocupar la presidencia del Senado, con el senador Chacón…
Me pusieron cuatro contrincantes.
¿Quién se los puso?
El Gobierno. Y después de haberme escogido a mí dos veces, en el año 2022 para ir de presidente, en el cuarto año del Congreso, y ahora en mayo, en mi partido. El único que no votó por mí fue Chacón. Pero el Gobierno no quería a Lidio García Turbay ahí.
¿Por qué?
Porque yo tengo una posición y ha sido contraria a muchos proyectos con los que no estoy de acuerdo. Uno tiene que ser consecuente con lo que piensa, con lo que dice y con la forma como actúa.
Ni como presidente del Congreso va a abandonar sus posiciones…
Jamás. Quienes me conocen saben que soy serio, hombre de palabra, lo que es muy difícil en la política. Ellos siempre sintieron que yo no era una persona cercana, y entonces escogieron a Laura Fortich, a Fabio Amin, a John Jairo Roldán, y por último escogieron a Chacón, a ver si me podían derrotar.
¿Es cierto que Chacón es un liberal petrista?
Pues si era candidato de ellos…
¿Cómo es esa dualidad? ¿Discursos de oposición, pero puestos con el Gobierno?
No la entiende nadie.
Hace mucha falta el control político en el Congreso…
Voy a establecer un día a la semana de control político y un día de proyectos.
Eso no le va a gustar al Gobierno… Pero empiece con el viaje en avión y en helicóptero de las niñas Guerrero, porque qué cosa más escandalosa… Por su cuenta terminaron mintiendo hasta el Presidente y su ministro del Interior…
Eso es increíble. Este es mi quinto periodo en el Congreso, yo no había visto tanto desorden, no voy a hablar del Presidente, pero sí de su entorno, de su gabinete, de su gente: un desorden que no tiene antecedentes.
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¿Con tal de salir del senador Fincho Cepeda, este gobierno era capaz de todo, no?
Hasta el último minuto me montaron contrincante. Pero no me pudieron derrotar. Y, se lo digo, es que hay gente de ellos que está resentida, que se siente tratada de tercera y cuarta categoría; y yo, por colegaje, empecé a tener relación con varios senadores, me echaban el cuento de que estaban conmigo, pensaba que era mentira. Entonces, yo ahí tenía alrededor de ocho, nueve votos. Los Comunes también estaban. Los cristianos, que son cuatro votos, también. Centro Democrático, Cambio Radical, Partido Conservador, Partido Liberal, Partido de ‘la U’. Fui elegido casi unánimemente.
Última pregunta: me cuentan que usted fue cantante profesional, o sea que se metió a la política casi de milagro. ¿Cómo es ese cuento?
Empecé en el año 93 con la agrupación El Nene y sus Traviesos. Fui cantante de salsa y después de vallenatos con el maestro Beto Villa y con Rubén Lanao acordeonista.
¿Y por qué no se quedó en tan noble oficio?
Estuve hasta el 2010. Hasta que me pasaron unas demandas en el Consejo de Estado por incompatibilidad, que me gané, pero preferí hacerme a un lado en la música.
Pues tendremos un año para saber qué perdió más el país: si un buen cantante o un magnífico presidente del Congreso…
MARÍA ISABEL RUEDA
Especial para EL TIEMPO