Hasta hace poco, la inteligencia artificial parecía ser un instrumento reservado para grandes empresas con departamentos de innovación y presupuestos millonarios. Hoy en día, este panorama está cambiando: cuando se vuelve más pequeñas y medianas empresas en América Latina, se incluirán soluciones basadas en AI para cambiar su operación diaria, aumentar su productividad y competir en mercados más exigentes.
La introducción de estas herramientas no se trata solo de ser tecnológico. SME comienza a comprender que la inteligencia artificial automatiza las tareas de rutina, mejora el servicio al cliente, optimiza el inventario y toma más y más decisiones bien fundadas. Todo esto con una inversión y herramientas accesibles que se han desarrollado para personas sin conocimiento técnico avanzado.
En la práctica, la IA ya se usa en ciertas funciones, como traducciones de tiempo real, resúmenes de reuniones automáticas, análisis de datos de venta posterior inteligentes o datos de ventas. Se agrega valor agregado: permite la publicación de tiempo y recursos para que los dispositivos puedan concentrarse en actividades estratégicas en lugar de operaciones.
En el pasado, uno de los principales obstáculos para estas compañías era la dificultad de implementar tecnología avanzada sin tener personal especializado o grandes redes de apoyo. Hoy, sin embargo, se integran muchas soluciones tecnológicas con soporte técnico y plataformas intuitivas, lo que facilita su aceptación incluso en empresas familiares o actividades con pocos empleados.
El uso de la inteligencia artificial también ha esperado el estándar. Ya no es suficiente para reaccionar rápidamente: se busca personalización, consistencia y disponibilidad. En este contexto, las pequeñas empresas que se adoptan no solo trabajan internamente, sino también al público.
Se observa una tendencia clara en varios países de la región: las PYME que invierten en digitalización, especialmente en herramientas inteligentes, tienen mejoras en las ventas, la productividad y el alcance. Aunque los desafíos como el acceso a los préstamos o la falta de talento técnico permanecen, el camino hacia la transformación digital ya no parece tan cuesta arriba.
En resumen, la inteligencia artificial ha dejado de ser una promesa lejana. Para muchas pequeñas empresas, ya es una herramienta real y diaria con la que pueden crecer en un mundo, adaptarse y competir que cambian rápidamente. Y lo mejor de todo: sin perder o tener que perder su esencia para usar sus ventajas.
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