Veinte familias de familias del albergue de Sáliba, Sikuani y Amorúa, perteneciente al albergue nativo de Kanalitojo, ubicado en Puerto Carreño, Vichada, Do Marañón en 15 hectáreas y productos de pan para tomar como PIN, Papaya, Pinanan, Banana y maíz.
Se construyeron 10 pozos profundos en el refugio, que operan con energía solar para regar cultivos y el suministro de líquidos para pollos y marranos, dijo Luis Carlos Huertas, una de las personas responsables de administrar el sistema que trabaja doce meses del año.
Cristale Acosta, del albergue Kanalitojo, en compañía de su grupo familiar. Foto:Fundación Alpine
Cristaly Acosta, del refugio de Canalitojo, dijo que “el sistema de riego me ayudó a cultivar permanentemente Aloe Vera, porque cuando llegó el verano, lo perdí, y ahora mi hija se alimenta mejor porque come alfiler, techos y frijoles”.
Agregó que “también tenemos 430 arbustos de piña, que en el verano fueron difíciles de producir para nosotros, pero ahora tenemos suficiente agua, y para los animales tenemos maíz que ya no tenemos que comprar, porque lo producimos aquí”.
Esta es la producción de Marañón en Vichada. Foto:Fundación Alpine
Su vecina, Blanca Flor Yavimay, dijo que estaba muy feliz, “porque nos ayudaron en riego y tenemos agua. Ahora podemos cultivar ayama, pin y maíz, y ahora mis hijos comen mejor porque no tenemos que comprar plátano, topocho y maíz”.
El 100 % de estas familias produce alimentos, y el 93 % lo hace para el autoconfiamiento, en la iniciativa de prácticas sostenibles de la Fundación Alpine, que le permite fortalecer la seguridad alimentaria en las personas indígenas, cuyo 32 % de los hogares viven en condiciones de pobreza, de acuerdo con el análisis independiente de la habilidad de crisis y las necesidades en las crisis (ACAP).
Esta es la producción de Marañón en Vichada. Foto:Fundación Alpine
De esta manera, el mantenimiento de estas familias mejoró fundamentalmente, porque el estudio de ACAPS mostró que en Puerto Carreño del 66 % de los hogares comen dos comidas al día o menos, y el 28 % consume solo una comida o menos.
“Al implementar 10 pozos con energía solar y 18 patios productivos, la comunidad nativa logró fortalecer sus sistemas productivos, proporcionando acceso a alimentos durante todo el año y promoviendo prácticas sostenibles en el territorio”, dijo Camila Aguilar, directora ejecutiva de la Fundación Alpina.
A través de prácticas agroecológicas, un impulso para la economía local y la promoción del consumo de alimentos producido en sus territorios, la comunidad Vicad definitivamente contribuye a garantizar el acceso a alimentos y acordes saludables y equilibrados con su identidad cultural.
De esta manera, se fortalecen los sistemas alimentarios equilibrados, que integran las comunidades indígenas y los aliados estratégicos que promueven el desarrollo responsable de las áreas rurales.
Esta es la producción de Marañón en Vichada. Foto:Fundación Alpine
Gracias a esta iniciativa, los patios productivos se establecen como una alternativa equilibrada con un alto potencial para generar ingresos y fortalecer la seguridad alimentaria local, especialmente Marañón, gracias al bajo consumo de agua y la capacidad adaptativa a pequeños suelos fértiles.
Como parte de este esfuerzo integral, esta iniciativa refleja la participación de la comunidad indígena. Las características productivas desarrolladas incluyen el cultivo de Marañón, así como otras actividades agrícolas, animales de granja y organización social.
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