El discurso, que se extendió por poco más de una hora, tuvo lugar en la emblemática Plaza de Bolívar en Bogotá, aunque también se celebraron manifestaciones similares en otras ciudades del país, en un contexto de reivindicaciones laborales. La intervención del presidente no solo marcó el inicio de una nueva campaña en pro de su visión política, sino que también anticipó el clima electoral que se espera para las elecciones de 2026.
“Queremos que la ciudadanía comprenda que estamos firmemente determinados. Soy el presidente de Colombia, un líder elegido por el pueblo, y nuestra democracia se define por el poder del voto de los ciudadanos”, planteó el presidente, instando a todos a reconocer la importancia de la democracia en el país.
En Bogotá, la manifestación culminó al mediodía en la Plaza de Bolívar. Foto:Milton Díaz. Tiempo
Durante su intervención, el presidente anticipó la presentación formal de la propuesta al primer ministro, Diego González, dirigiéndose directamente al presidente del Senado, Efraín Cepeda, y al liberal Miguel Pinto, enfatizando la urgencia de avanzar en la agenda propuesta.
Además, Petro no dudó en apuntar a aquellos senadores que habían obstaculizado reformas en la Séptima Comisión, hecho que se une al trágico asesinato de Alberto Peña, un militar colombiano, ocurrido en Miranda, Cuca, lo que, según algunos analistas, podría ser un indicativo del entorno político en cuanto a la consulta que se aproximará en los próximos 30 días.
A pesar de que algunas de las declaraciones del presidente son parte de su retórica habitual, analistas aseguran que es crucial examinar las implicaciones políticas y simbólicas detrás de sus palabras y acciones.
El especialista en marketing político, Carlos Arias, ha expresado su inquietud en torno a cómo el presidente en su discurso plantea las historias del pueblo como una forma de legitimación personal, sugiriendo que es un enfoque problemático y potencialmente divisivo.
El presidente Petro, acompañado por parlamentarios y ministros, resolvió la consulta en el Senado. Foto:Noustor Gómez. Tiempo
Arias argumenta que el discurso de Petro ha sido diseñado como parte de lo que los sociólogos denominan “presentación social de la realidad”, donde se fabrican narrativas en función de una verdad personal, en este caso, presentando un escenario donde el poder popular puede anular las decisiones del Legislativo. Las implicaciones de esta narrativa son significativas, indicando una posible polarización en la política colombiana.
Desde la perspectiva de Gonzalo Araújo, experto en políticas públicas, este discurso de Petro parece ser una estrategia preelectoral que anticipa las dinámicas políticas hacia 2026, delineando un marco narrativo que situará a su gobierno como defensor de los intereses populares frente a las “clases tradicionales” que serían etiquetadas como adversarias del pueblo.
Armando Benedetti y Antonio Sanguino son los autores de la consulta. Foto: Sergio Acero. Tiempo
Araujo también destacó el creciente “miedo al gobierno populista” y subrayó que el discurso de Petro recuerda mucho el estilo de Hugo Chávez, especialmente por la forma en que usa la espada de Bolívar como símbolo. Examinando las dinámicas políticas del momento, muchos analistas consideran que este símbolo es cargado de matices culturales y emocionales en la política latinoamericana.
Fernando Posada, otro analista político, también se mostró preocupado por el enfoque del presidente, especialmente al utilizar la espada como un símbolo de presión sobre las instituciones. Este acto ha sido interpretado como una reflexión de la estrategia política del quavismo, señalando un camino potencialmente problemático para la gobernanza en Colombia.
Las reacciones no se hicieron esperar, y varias figuras políticas de diferentes partidos empezaron a cuestionar tanto el contenido como la forma del discurso presidencial. María Fernanda Cabal, senadora del Centro Democrático, caracterizó el evento del 1 de mayo como “un espectáculo amenazante y deprimente”.
Finalmente, ya en la oficina del Senado, el presidente reiteró su llamado para que el Parlamento permita que la ciudadanía se exprese sobre el contenido de las encuestas, haciendo referencia a ligeras correcciones a las preguntas originales que se habían planteado.
En los próximos 30 días, el Parlamento tendrá la responsabilidad de aceptar o rechazar esta solicitud de consulta. Sin embargo, la incertidumbre se cierne sobre el panorama político, ya que no parece haber una mayoría clara que apoye ni apruebe la iniciativa en estos momentos.
Las manifestaciones generalmente adquirían un carácter festivo. Foto: Tiempo
Camilo A. Castillo
Político
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