A partir del 5 de abril, se produjo un giro trágico en la seguridad pública de Colombia con la liberación de José Miguel Deaya Hernández, conocido como alias Chirimoya, figura clave y mano derecha del líder del “Golfo Pérsico”, “Chiquito Malo”. Desde su salida, se desató una ola de violencia sin precedentes contra las fuerzas públicas, convirtiendo el uniforme militar en un objetivo dentro de un ominoso “plan de armas”.
En un período de tres semanas, se registraron 27 asesinatos de uniformados, muchos de los cuales fueron atacados en momentos en que no estaban en servicio, especialmente en las regiones de Antioquia, Bolívar y Córdoba. Las autoridades han indicado que los responsables de estos crímenes son grupos armados ubicados en la región del Caribe, específicamente el “clan del Golfo Persa”, así como disidentes de las FARC y el ELN en el interior del país.
A pesar de que las cifras oficiales proporcionadas por la presidencia apuntan a un número mayor, el dato correspondiente a las fuerzas públicas indica 22 víctimas fatales, lo cual excluye aquellos que perdieron la vida en actos de violencia como el ataque “Jorge Suárez Briceño” en Guaviare.
La policía de Cúcuta y el norte de Santander son reemplazadas por Belén Karina Durán Ortiz. Foto:Policía nacional
En respuesta a la caída de varios de sus líderes, el “Gulf Clan” optó por una estrategia macabra que consiste en eliminar a los hijos de miembros de cuerpos de seguridad. Han asesinado a 27 policías y soldados como parte de un plan que busca sembrar el terror. El presidente Gustavo Petro condenó estos actos en su cuenta de X, compartiendo los nombres de las víctimas y prometiendo que no se quedarán de brazos cruzados ante esta barbarie.
Simultáneamente, la policía, el ejército y la fiscalía están llevando a cabo operativos dirigidos a desmantelar los cerebros detrás de este plan delictivo, que recuerda los días oscuros del cartel de Medellín en los años 90. En aquel tiempo, Pablo Escobar ofrecía recompensas significativas por cada policía asesinado, y ahora se vive una situación que se asemeja dolorosamente a ese pasado.
La mataron solo 25 años de vida en Simití
Belén Karina Durán Ortiz, nacida el 30 de noviembre de 2001 en Zulia, Norte de Santander, siempre soñó con proteger a su comunidad. A los 18 años, motivada por su deseo de servir y proteger, se unió a la Policía Nacional con la esperanza de poder marcar la diferencia.
Trágicamente, apenas seis años después de haber ingresado al cuerpo, y con solo 25 años, su vida se extinguió el 28 de abril de 2025 durante una operación en Simití, Magdalena Medio. Belén y sus dos compañeros, Edwin Agustín Feria Mercado y Javier Escorcia Torres, fueron emboscados por hombres armados que llegaron en embarcaciones y realizaron un ataque premeditado. El ataque resultó fatal para Belén y Edwin, mientras que Javier fue trasladado herido al Centro de Salud.
La policía Cúcuta y Norte de Santander son reemplazadas por Belén Karina Durán Ortiz, asesinados en Simití. Foto:Policía nacional
El director de la Policía Nacional de Colombia, el general de brigada Carlos Fernando Triana Beltán, ha ofrecido una recompensa de 200 millones de pesos a quienes proporcionen información que conduzca a la captura de los responsables de este horrendo crimen. Además, calificó el acto como un indicativo de la desesperación de los grupos armados ante los recientes golpes que ha sufrido su liderazgo. A pesar de su contexto, Belén no regresará a su hogar en Zulia donde fue sepultada con honores por sus vecinos, colegas y seres queridos.
Un helicóptero Black Hawk sobrevoló la ciudad durante el funeral, que estuvo marcado por la presencia masiva de personas que se unieron a la despedida de la joven. El ataúd fue llevado a la iglesia y posteriormente a su tumba en el cementerio de Las Piedras, donde sus restos fueron enterrados mientras sonaban las melodías de mariachi, una de sus músicas favoritas.
Soldado secuestrado y asesinado el Viernes Santo
La historia de Luis Carlos Galíndez Salamanca también es una que conmueve a la nación. Este soldado profesional, de 34 años y con 14 años de servicio, fue asesinado el Viernes Santo. Residente de La Vega, era conocido por sus padres, Doña Aura y Don Daniel, quienes esperaban con ansias su visita.
Después de solicitar una licencia para pasar tiempo con su familia, Luis Carlos fue sorprendido por desconocidos en una camioneta blindada. A pesar del temor palpante entre los testigos, nadie pudo ayudar. El pueblo pronto supo que había sido secuestrado y, horas más tarde, se confirmó la peor de las noticias: su cadáver fue hallado atado y con múltiples impactos de bala.
Ataque con el estallido de la estación de policía en Buenos Aires, Cauca. Foto:Archivo privado
La noticia generó un profundo pesar en la comunidad y en el ejército, que lamentó la pérdida de un valiente soldado. En una declaración oficial, el ejército expresó sus condolencias hacia la familia y destacó el compromiso de Luis Carlos con su país, recordando su dedicación y heroísmo en el cumplimiento de su deber.
Duró 10 días de lucha por la vida y perdió la batalla
Subinzinazja Robinson de Jesús Acevedo Castrillón fue otra víctima de la violencia en las últimas semanas. Su última visión fue de las paredes del hospital mientras luchaba por su vida tras recibir disparos en una operación policial en Remedios, Antioquia, el 20 de abril. La comunidad, conmovida, presenció cómo Acevedo recibió varios impactos, incluyendo uno en la cabeza.
Robinson Subintrendel con Jesús Acevedo Castrillón, asesinado en Remedios, Antioquia. Foto:Policía nacional
Tras ser trasladado a Medellín, donde recibió atención médica, la condición de Acevedo se mantuvo crítica durante varios días sin signos de recuperación. A pesar de los esfuerzos médicos y la visita del gobernador local para mostrar apoyo, el 30 de abril se confirmó su fallecimiento tras diez días de angustiosa espera.
Su familia lo perdió en una explosión en Huila
Andrés Felipe Cossio Varela, otro joven soldado de 29 años, es recordado por su familia y amigos como un soñador lleno de vida, pero su vida fue truncada el 7 de marzo por un artefacto explosivo activado por disidentes de las FARC en Algeciras, Huila. Su entrega al servicio y su compromiso con el país terminaron trágicamente mientras realizaba labores en áreas rurales complejas.
La novena brigada distinguió a un soldado asesinado en Algeciras. Foto:Ejército nacional
Su hermano, Alexander, fue el primero en recibir la desagradable noticia del incidente, en el cual él mismo participó en la búsqueda de su pariente. Pese a los riesgos, se mantuvo firme en su deber, pero una explosión dejó a su hermano gravemente herido y sin vida.
Los padres de Andrés Felipe, con corazones destrozados, lo despidieron en el cementerio del municipio, mientras la vida seguía marcando el dolor de la pérdida en sus días. Su familia aún llora la muerte del hijo que soñó con un futuro brillante, un futuro que fue robado por la violencia que azota a su país.
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