En el Corregimiento de Bonda, que se sitúa en áreas rurales de Santa Marta y actúa como la puerta de entrada a la Sierra Nevada, se ha generado una preocupación considerable. Esta inquietud ha sido compartida por ecologistas, líderes comunitarios y ciudadanos que residen en la región.
El abogado y activista Rodrigo Martínez publicó un impactante video en sus redes sociales, en el que acusa a Bogotá de manejar el corte masivo de árboles en esa área específica.
“Esto ocurre en Bonda y no podemos permitir que siga sucediendo”, manifestó Martínez en el video, el cual muestra imágenes que documentan como máquinas pesadas devastan grandes extensiones de vegetación.
“Estas imágenes no requieren mayor explicación. Lo que era una jungla anteriormente en el área de Bonda, ha sido arrasado. No se trata únicamente de una propiedad, es parte de un importante sistema ecológico que se está perdiendo”, añadió con evidente angustia.
Las imágenes y el mensaje generaron una gran indignación entre los usuarios en redes sociales, quienes pidieron la intervención inmediata de las autoridades ambientales.
Estamos preocupados por aquello que se determina sin considerar el impacto en nuestro territorio
Diseño eléctrico doméstico
Corte indiscriminado en zonas rurales de Santa Marta Foto:Archivo privado
Después de la controversia generada, la corporación autónoma regional Magdalena (Corpamag) respondió que la tala de árboles está relacionada con el diseño eléctrico del proyecto de interconexión ejecutado por el grupo de energía Bogotá a través de su filial.
Según Corpamag, las actividades comenzaron en enero de 2025 y cuentan con una licencia ambiental otorgada por la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA), como se detalla en la resolución 2775 de diciembre de 2024.
“El objetivo del proyecto es asegurar una conexión eléctrica entre la comuna de Ciénaga y la subestación de Bond. Dado que se trata de una infraestructura de alcance nacional, su licencia no se encuentra sujeta a nuestra autoridad”, explicó Corpamag en un comunicado.
Asimismo, la licencia habilita el uso de bosques que abarcan hasta 269 metros cúbicos de madera en un área de 6.17 hectáreas, bajo un plan de compensación ambiental.
A pesar de esto, Corpamag anunció que realizará una visita técnica a la empresa responsable para verificar si las actividades en el campo se llevan a cabo conforme a las regulaciones actuales.
“Creemos que debemos seguir lo que se determina sin afectar nuestro territorio”, aseguró Gustavo Pertuz, subdirector de gestión ambiental.
“Nadie aquí consultó con nosotros”, clama la comunidad
A la par, los habitantes de Bonda manifiestan sentirse ignorados y excluidos del proceso de desarrollo del proyecto.
Juan Carlos Cantillo, representante de la comunidad, criticó la falta de socialización acerca de las obras y expresó su inquietud por el impacto ambiental que estas podrían generar.
“No estamos en contra del progreso, pero nadie se tomó la molestia de consultarnos. Desde el momento en que llegaron al corregimiento con las máquinas y comenzaron a talar los árboles, ¿quién responde por los daños a la fauna que queda afectada?”, expresó Cantillo, claramente frustrado. “La Sierra no es solo un paisaje, es nuestro hogar, nuestra fuente de vida”, añadió.
El líder comunitario también condenó que la empresa no proporcionara suficiente información sobre la compensación ambiental, ni creara un espacio para atender las preocupaciones de los residentes de la zona. “Tener una licencia no es suficiente. Es mínimo respetar a las personas que viven aquí”, remarcó.
Entre el desarrollo y la protección del medio ambiente
En respuesta a las críticas, la empresa a cargo del proyecto aseguró que todas las actividades se están llevando a cabo de acuerdo con las normativas ambientales y que se están siguiendo estrictas observaciones técnicas. Además, indicaron que las áreas afectadas serán compensadas más de seis veces a través de iniciativas de renovación ecológica y protección de los ecosistemas estratégicos de la región.
Sin embargo, estas explicaciones no satisfacen a los líderes locales y defensores ambientales.
Mientras tanto, Rodrigo Martínez insistió en su llamado a los ciudadanos para que no permanezcan en silencio. “No podemos seguir siendo meros espectadores mientras nuestros ecosistemas son destruidos bajo permisos. Bonda debe ser escuchada, y esa es nuestra exigencia”, concluyó.
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Documental del periodista Jineth Bedoy. Foto:
Roger Urleles
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