El desarrollo reciente en el proceso de negociación con los oponentes ha alcanzado un punto crítico. El enemigo principal, Alexander Díaz Mendoza, alias Calarcá, ha disfrutado de una estabilidad precaria en sus operaciones en meses recientes, a pesar de algunos avances significativos en la lucha contra su estructura. Uno de los incidentes más desbordados fue dirigido por el grupo de Comandante Jorge Suárez Briceño Block, resultando en la muerte de siete miembros de las fuerzas armadas en un feroz ataque realizado en la sala de infantería no. 19 Joaquín París, una ubicación que supervisa la seguridad del antiguo espacio costero de entrenamiento y el receptor (AETCR) Charras, en la Liga Guavie.
Los soldados que perdieron la vida en este ataque han sido identificados como el entrenador del equipo Darwin Pérez Sánchez, junto con sus compañeros: Jairo Arteaga Estrada, Anderson Steven Bohorquez Ospina, Juan David González Fernández, Carlos Andrés Picros, Jean Carlos Bolaña Roma y Moisés Picros. Además, se reportó que otros cinco soldados fueron secuestrados en el incidente pero posteriormente fueron entregados a la comunidad de Guanapalo.
Seis ejércitos murieron en el asalto en Guavare. Foto:Cortesía
El ejército ha calificado este atroz crimen como “Una obvia falta de voluntad por la paz”, dada la proximidad de este ataque a la firma de una directiva por parte del presidente Gustavo Petro que detuvo las operaciones militares contra esta conocida estructura. Este alto el fuego también aplica a otros dos bloques que han formado parte de una coalición de organizaciones anti-desintegración surgidas tras el colapso de las fuerzas organizadas por Alias Iván.
Curiosamente, esta decisión fue tomada apenas 24 horas después de que el comercio se conociera en la oficina del jefe de paz, quien había recomendado no extender el alto el fuego. Esto ha provenido de docenas de críticas hacia el gobierno y ha resultado en errores metodológicos que han reavivado las tensiones y contradicciones existentes en el contexto de la negociación.
La medida adoptada, la cual es unilateral, no ha suscitado ningún compromiso de otros cinco grupos armados como el ELN, el Clan del Golfo, la Segunda Marquetalia, y la autopista de Sierra Nevada, y se basa exclusivamente en la percepción de buena fe de este grupo particular.
Tras el ataque, el grupo armado alegó su actuación en “defensa legítima”. Sin embargo, las investigaciones preliminares indican que el grupo militar se había desplazado a la zona sin realizar operaciones militares activas, complicando aún más la relación ya tensa entre las fuerzas y el grupo de Calarcá.
En este contexto, el presidente Petro ha solicitado a la administración independiente que examine “Las circunstancias del ejército que atacan en Guavé.” Para evaluar la suspensión de operaciones, se ha formado un equipo político que incluye al jefe de paz Otty Patiño, un representante del Ministerio de Defensa, un representante del público y miembros de la mesa de negociación.
Alexander Díaz, alias Calarcá. Foto:Archivo privado
El papel de este grupo es crucial para determinar si existe una disposición real para avanzar en el proceso de paz, lo que debería ser objeto de un análisis meticuloso. Según el profesor e investigador de la Universidad del Norte, Luis Fernando Trejos, este evento no parece ser un acontecimiento fortuito. Más bien, indica una planificación táctica. Según él, “La sostenibilidad del proceso del FMI cuelga de un hilo, en la medida en que el resultado operativo, tal como en las otras ocasiones, solo se logra con suficiente planificación táctica e inteligencia.” Esto lo expresó a través de su cuenta en la plataforma X.
Además, el gobierno considera que este ataque es un punto central en el ultimátum para que las estructuras armadas inicien su proceso de concentración, de acuerdo con el desarme final, que todavía se percibe como una posibilidad lejana. Durante una cumbre de la Fedepartación en Yopal, Casanare, el ministro del Interior Armando Benedetti ya había emitido un fuerte mensaje a este grupo. Hizo hincapié en que en semanas recientes, se han registrado incidentes reiterados que no deben ser pasados por alto, porque “El grupo que no se enfoca tampoco continuará en la mesa de negociaciones. El de Calarcá no detuvo el fuego; A 33 de Norte de Santander, sí lo hicieron y lo que se debate ahora es que deben concentrarse en el cumplimiento en los próximos 20 días. Si no lo hacen, las negociaciones no podrán continuar.” Estas advertencias se intensificaron tras la declaración del ministro de Defensa, Pedro Sánchez, que planteó tres posibles escenarios para el futuro del proceso de paz antes de una reunión crucial con las Fuerzas Armadas: posponer la mesa de negociación, accionar contra Jorge Suárez Briceño, o esperar hasta el 18 de mayo para tomar una decisión.
El ministro de Defensa, Pedro Sánchez, dio su visión del proceso de negociación. Foto:César Melgarejo.
Tras esta reunión, se hizo hincapié en que las fuerzas militares y la Policía Nacional deberían utilizar todos los recursos estatales disponibles para protegerse, sin importar si se enfrentan a Calarcá o a cualquier otro antagonista. El responsable del Museo de Seguridad subrayó que “la paz es posible”, pero sin compromisos. “No vamos a pedir a los criminales que se comporten y tampoco pediremos la cooperación del público para con ellos,” sostuvo este funcionario.
Este panorama deja el proceso en un estado frágil, especialmente considerando los acuerdos alcanzados sobre la transformación de las aguas territoriales, particularmente en la región del Amazon Bogan. Mientras tanto, la delegación del gobierno aún no se ha manifestado respecto a la situación actual; en eventos recientes, el Secretario General había postergado las conversaciones con el ELN y culminado las tratativas con los opositores liderados por alias Iván Bade.
Camilo A. Castillo
Político
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