El 25 de abril de 2024, un sacerdote reconocido, Darío Valencia Uribe, de 59 años, fue asesinado trágicamente por uno de sus amigos más cercanos, Julián Eduardo Cifuentes Mountain, quien confesó ser el autor del crimen. Un año después de este atroz asesinato, la justicia aún no se ha servido, ya que Cifuentes logró escapar y reside actualmente en Francia, eludiendo así cualquier repercusión por sus acciones. Esta falta de justicia ha generado gran preocupación entre la comunidad y las autoridades.
Los restos del padre Valencia fueron descubiertos cinco meses después del crimen, gracias a la revelación de Cifuentes respecto a la ubicación en donde había arrojado su cuerpo: un abismo de aproximadamente 40 metros en una zona boscosa en el pueblo de La Cascada, en Belalcázar (Caldas).
El padre Darío Valencia tenía 59 años al momento de su vil asesinato. Foto:Redes sociales
Según el abogado Renato Marín, quien es el representante legal de las víctimas de este horroroso hecho, las circunstancias que rodearon el asesinato del sacerdote Valencia no son claras. Marín expresó a El Tiempo que solamente si el autor se encuentra en Colombia, podrán desentrañarse los motivos que llevaron a tal crimen. La incertidumbre sobre la situación de justicia es alarmante.
“Confiamos en el juicio”
Marín también comentó sobre la innecesaria demora en el proceso de extradición de Cifuentes. Como representante de las víctimas, él se siente desinformado respecto a los avances en este caso.
“No tenemos información sobre este asunto desde la Oficina del Fiscal General. Confiamos en el proceso de extradición, que es un trámite que se maneja entre gobiernos; aún estamos esperando”, afirmó.
Padre Darío Valencia junto a su asesino confeso. Foto:Archivo privado
Marín también hizo hincapié en que, tras este crimen, la diócesis de Pereira se convierte en una víctima indirecta. En ese momento, el obispo era monseñor Rigoberto Corredor Bermúdez, quien se vio obligado a renunciar a su cargo en septiembre de 2024, debido a su avanzada edad. El papa Francisco nombró a Nelson Jair Cardona como nuevo obispo, quien asumió el cargo el 4 de diciembre de 2024.
“Cuando se logre la extradición de este individuo (Cifuentes) y se presente ante el juez en Pereira en la audiencia introductoria, nosotros (los abogados) actuaremos como representantes de las víctimas, en este caso, la diócesis de Pereira, que es una víctima indirecta”, destacó Marín.
¿Puede evitar la justicia?
Una inquietante pregunta que surge es si Cifuentes permanecerá en Francia por tiempo indefinido, o si de alguna manera, podrá recuperar su libertad de manera similar a lo que ocurre con la expiración de los términos en Colombia. El abogado Marín respondió que “la prisión debería ser mantenida,” ya que la expiración de las condiciones no se concede mientras haya un proceso de extradición en curso.
Padre Darío Valencia con dos de sus amigos sacerdotes. Foto:Celula
Cifuentes huyó a Francia tan solo días después del asesinato del padre Valencia y fue localizado en el aeropuerto de Charles de Gaulle en París, gracias a una Circular Azul de Interpol, que es un tipo de alerta internacional utilizada para localizar, identificar u obtener información sobre personas relacionadas con investigaciones criminales.
“No me sorprende de la justicia colombiana”
José Norbey Gutiérrez, un amigo cercano del padre Darío Valencia, expresó su decepción tras un año sin noticias sobre la extradición. “En el caso de la justicia colombiana, no deberías sorprenderte. A menudo, el progreso de la justicia depende de la persona que ha sido asesinada”, afirmó Gutiérrez.
Gutiérrez, quien lideró varias marchas y protestas para exigir justicia y el hallazgo del cuerpo del sacerdote, se mostró aliviado de que al menos los restos hubieran sido encontrados y puedan ser finalmente enterrados. Sin embargo, lamentó que el crimen continúe en la impunidad.
Este amigo del padre Valencia también cuestionó por qué la fiscalía no ha dado información acerca de si hay otras personas involucradas en el delito, o si su asesino confeso actuó solo en este atroz acto.
Gutiérrez enfatizó que “en Colombia, muchos casos, como los recientes senadores y ex presidentes de la Cámara, son abordados con rapidez, pero en el caso del padre Valencia, no ha sucedido lo mismo así que hay una gran frustración.”
“Quería vender un coche”
El padre Darío Valencia Uribe desapareció el 25 de abril de 2024. Ese día dejó su vehículo particular en compañía de Julián Eduardo Cifuentes Gómez, quien, según el abogado Marín, había sido amigo del religioso durante varios años.
Las cámaras de seguridad captaron el momento en que ambos salieron juntos, seguidos de una dirección desconocida. Ese registro marcó la última vez que se vio al sacerdote con vida.
A inicios de septiembre de 2024, un fiscal especializado junto a un agente de la policía Gaula viajó a Francia para interrogar a Cifuentes. Tras dos días de intensas interrogaciones, este confesó haber asesinado al sacerdote con cuatro flechas y haber escondido su cuerpo en las cercanías de Belalcázar, Caldas.
El funeral del padre Darío Valencia se realizó en la Catedral de Pereira. Foto:Cortesía de la diócesis de Pereira
Cifuentes reveló a los funcionarios de las entidades de investigación y la policía nacional la ubicación exacta en la que dejó el cuerpo del sacerdote. Posteriormente, el 20 de septiembre de 2024, tras una búsqueda exhaustiva en diversas rutas de Belalcázar, un can del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI), con el apoyo de un perro llamado Darcy, encontró el cráneo del sacerdote.
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