Lo que se suponía sería un acto de humanidad se convirtió en un nuevo foco de tensión en Santa Marta. Presidente Gustavo Petro, durante su estancia en esta capital Cumbre CELAC-UE, aprovechó para reunirse con sus seres queridos Alejandro Carranza, pescador quien, según el gobierno colombiano, fue asesinado por un ataque militar estadounidense en aguas del Caribe.
El encuentro tuvo lugar en la capital del Magdalena y fue transmitido por el propio presidente en su cuenta X, donde publicó una fotografía con un grupo de personas y escribió: “Con familia, hijos, compañero pescador Alejandro Carranza, asesinado por un proyectil cerca de Santa Marta. “No son ni terroristas ni narcotraficantes, Rubio y Trump están completamente equivocados”.
Pero este cuadro -que debía transmitir un mensaje de solidaridad- cayó como un balde de agua fría sobre la casa de Carranza en Los Cardonales, en gaira, donde viven los padres y hermanos del pescador.
Según ellos, a la reunión solo asistieron tres de los cinco hijos de Alejandro y su expareja Katherine, con quien llevaba cinco años sin relación.
“Nos sorprendió ver esta foto. Quería saber del presidente qué pasó y cómo murió mi hijo en el ataque en Estados Unidos. somos una familia humilde y merecemos saber qué pasó”, dijo Carmela, la madre del pescador.
“Ella ya no era su esposa”.
Alejandro Carranza, según sus familiares, vivía con sus padres y varios hermanos. Rompió con Katherine y no mantuvo contacto constante con ella. Por eso, dicen, les dolió ver que en la foto aparecía un excompañero, en representación de toda la familia.
La madre del pescador aún espera respuesta sobre la muerte de su hijo. Foto:Roger Urieles
“Se está aprovechando de la situación para sacar provecho. No vivimos de esto, sólo queremos la verdad”, comentó el hermano del pescador.
La familia insiste en que no tiene inconveniente en que los hijos de Carranza reciban apoyo de la fundación Paíspero explican que son cinco en total, no tres. “El presidente fue engañado. Esta señora ya no pertenecía a la familia”, añadió otro hermano.
El malestar aumentó porque, según dicen, Katarzyna no compartió más detalles de lo conversado con el presidente. “Nos dejó sin saber lo que le había dicho Petro.qué promesas hizo y si dio detalles de lo sucedido. Sólo vimos una foto en Internet”, lamentó Carmela.
Otra versión: el drama de Catherine.
Por su parte, Katherine sostiene que atraviesa un momento difícil. Dice que está herida, no puede trabajar y que está criando sola a tres hijos. “Pedimos ayuda porque nos quedamos sin apoyo, Alejandro”, dijo.
Su hija mayor, Sayra, de 17 años, también se pronunció: “Sólo quiero estudiar administración o contabilidad para ayudar a mi mamá y a mis hermanos”.
Su padre Alejandro Carranza solicita reunión con el presidente Gustavo Petro. Foto:Roger Urieles
La mujer afirma que su hijo menor, de 8 años, está afectado mentalmente por la pérdida de su padre. “No sé qué decirle cuando me pregunta por qué mataron a su papá. Para él, Alejandro era un pescador que salía a ganarse la vida y nunca regresaba”, confesó.
Fuentes gubernamentales confirmaron que el presidente Petro quería escuchar directamente a la familia del pescador para entender el contexto del caso y expresar su oposición al ataque militar. “Sería más fácil ayudarlo que atacarlo”, afirmó el presidente, en referencia a los bombardeos ordenados durante su mandato. Donald Trump.
Según el presidente, las fotografías del incidente muestran un barco varado e incapaz de moverse, y que ya antes de que impactara el misil hacía señales de ayuda.
El caso, que trasciende las divisiones familiares, ha desatado un debate sobre la soberanía, los derechos humanos y la situación de los pescadores del Caribe colombiano que trabajan en zonas fronterizas y sensibles.
“Queremos saber la verdad”
Mientras Petro promete apoyo institucional, la familia Carranza sigue esperando respuestas: cómo se confirmó la muerte de Alejandro, qué pasó con su cuerpo y por qué las autoridades nunca los contactaron.
“Todavía no sabemos nada. Queremos pruebas que nos digan que realmente murió. “No estamos pidiendo dinero, estamos pidiendo la verdad”, dice su madre desde su casa en Los Cardonales.
En medio de la incertidumbre, todos coinciden en una cosa: Alejandro Carranza no era un delincuente ni un narcotraficante. Era un pescador que se levantaba cada mañana para ganarse la vida en el mar.
Y aunque hoy su familia está dividida, el dolor de su muerte los une en un mismo grito: justicia y verdad.
Autor: Roger Urieles para EL TIEMPO Santa Marta. @rogeruv

