El 2 de noviembre de 2022, las excavadoras destruyeron los primeros 160 metros del corredor universitario (Carrera 51b), comenzando Uno de los proyectos de carretera más ambiciosos en el Atlántico: Gran Vía.
Este trabajo, promovido por el entonces gobernador Elsa Noguer, prometió mejorar la comunicación entre Barranquilla y Puerto Colombia, y energizar el desarrollo urbano, comercial y educativo en el área metropolitana.
Pero la expectativa inicial ha desaparecido. Hoy, la frustración de los residentes, comerciantes y estudiantes que viven todos los días con polvo, agujeros, incertidumbre, ratas, malos olores, pérdidas económicas y dificultades para ingresar, salir o moverse a través de esta área donde miles de familias y trabajos.
La segunda sección de trabajo, que debería estar lista en septiembre de 2024, aumenta a un ritmo lento y sin certeza. En menos de un mes, el período de entrega ha expirado, y esto sigue siendo duro.
“Nos engañaron y nos arruinaron”, dice Arturo, un comerciante afectado del centro comercial Le Champs, quien afirma que perdió casi todo por demoras, así como bancos, restaurantes y empresas privadas cerraron la puerta.
Trabajo lento, efectos reales
Gran Vía está pensando en construir un 3,5 kilómetros de una carretera doble con muchos componentes urbanos: escalones reducidos, rotondas, ciclistas, áreas peatonales, iluminación LED y redes subterráneas. La ejecución fue otorgada a Urban and Caribbean Development Company (Edubar SA) y dividido en dos unidades funcionales.
La foto muestra trabajo en el apogeo de Le Champ, entrada a Villa Campestre. Foto:Vanexa Romero/ El TIempo
Primera etapa (Circunvalar – Club Campestre), con un presupuesto inicial de USD 62,402 millones, ya acumulará los costos superiores para más de USD 14,800 millones. Entrega, inicialmente programada para diciembre de 2023, Se pospuso hasta enero de 2025. Aunque se inauguraron 1.2 kilómetros, todavía hay una falta de trabajo complementario.
La segunda unidad, más crítica, tiene un valor de USD 94,720 millones asignado y debe completarse en septiembre de 2024. El trabajo está progresando con visible: Máquinas detenidas, empleados raros, excavaciones abiertas, desviaciones poco saludables y continuas quejas de ciudadanos.
“Esto afecta la salud, la seguridad y el valor de nuestros hogares. El polvo es constante, hay gusanos y la incertidumbre ha aumentado”, dice un residente de la ciudad de Sea, en el que hay alrededor de 300 apartamentos, que se encuentran al lado de la carretera.
Comercio de crisis
Los comerciantes son los más golpeados. “Revé y no cubrir”, condena a la vendedora afectada por el polvo y la caída de las ventas. Le Champs Shopping Center, ubicado en una de las secciones más retrasadas, Vio varias tiendas cerrando en ausencia de clientes y bloqueo de carreteras.
La foto muestra trabajo en el apogeo de Le Champ, entrada a Villa Campestre. Foto:Vanexa Romero/ El TIempo
La incomodidad también aumenta entre los estudiantes de las universidades del sector. “Caminando por la noche, hay muchos Riesgo de incertidumbre en el área.
Luis Francisco Ardila, ex presidente de JAC de Ciudad del Mar, dijo que presentaron quejas frente a la Oficina del Fiscal General para su compensación. “No hay trabajo constante, todo depende del progreso. Abren agujeros y no terminan. La gente va porque sus hogares se deterioran”, dijo.
Deberes distribuidos y excusas oficiales
Desde el gobernador del Atlántico, han designado deberes directos, argumentando que el contrato está en manos de Edubar, quien recibe directamente recursos. El gobernador Eduardo Summer asignó demoras en problemas técnicos, dificultades con el contratista y ciudadanos de solicitudes de rediseño en la sección contra la Universidad de Atlántica.
Revisión en la segunda fase de Gran Vía, que conecta Barranquilla con Puerto Colombia. Foto:Vanexa Romero/ El TIempo
“Hay dos puntos críticos: uno en Le Champs, donde va el viaducto; y el otro antes de Uniatlánnico, en el que se discute el nuevo acceso”, dijo Summer.
También se mencionaron las dificultades en la coordinación con las empresas de servicios públicos, las restricciones de tráfico y la falta de cierres totales en la carretera como razones para la justificación de la atraso.
La verdad es que el término contractual expira el 30 de junio y, hasta ahora, no se nota la entrega rápida. Todo indica que la tercera extensión será necesaria, mientras que la comunidad todavía está esperando el trabajo, lo que en lugar de el desarrollo ha causado daños.
Críticas de la congregación
Adjunto Isabella Pulgar Mota Describió la situación como una “vergüenza” y condenó la negligencia institucional. “Este proyecto se ha convertido en un ejemplo de improvisación, desperdicio y falta de supervisión. Se gastaron más de $ 200 mil millones sin resultados visibles”, dijo.
Pulgarian agregó que “Gran Vía, que tenía que ser un símbolo de modernización, es hoy un sinónimo de abandono y frustración por miles de atlánticos”.
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Periodista de Leonardo Herrera Delgans [email protected] Ye X:@Leoher70