Una posible tormenta se cierne sobre el fútbol colombiano debido a una investigación exhaustiva llevada a cabo por la supervisión de la industria y el comercio (sic). Esta entidad ha recomendado sancionar tanto a Dimayor como a 17 gerentes por supuestas prácticas anticompetitivas que, de acuerdo a las denuncias, habrían restringido el Negociación libre de jugadores de fútbol. Esta situación está generando un gran revuelo en el ámbito deportivo y, en particular, en las ligas profesionales, que se encuentran bajo una intensa vigilancia pública.
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El informe presentado es extenso, con más de 350 páginas que detallan las implicaciones de estas presuntas infracciones. Involucra a altos funcionarios del fútbol colombiano, como los ex presidentes Jorge Enrique Vélez y Fernando Jaramillo, además del actual presidente del Dimayor, Carlos Mario Zuluaga. Lo que ha salido a la luz es preocupante: según el documento, los involucrados habrían implementado Vetos y listas negras coordinadas con el objetivo de impedir que los jugadores se trasladaran libremente entre distintos clubes, lo que plantea un dilema serio sobre la ética en la gestión del fútbol en el país.
Las acusaciones datan desde 2011, cuando fueron promovidas por Acolfutpro, una organización que defiende los derechos de los futbolistas. Entre las pruebas recopiladas, se encuentran intercambios de mensajes del grupo “G-36”, que incluye a 46 gerentes influyentes en la industria. En estas conversaciones, figuras como Ramiro Ruiz Londoño, presidente de Envigado, hacen solicitudes explícitas sobre los fichajes de jugadores que no renovaron contratos con sus respectivos clubes, lo cual reafirma las alegaciones de que existió un acuerdo tácito entre estos directivos.
El sic ha manifestado que estos comportamientos no solo protegieron los intereses de los empleadores, sino que también perjudicaron de forma directa las oportunidades laborales de los jugadores. Además, esta situación limitó la competencia legal entre clubs interesados en negociar a través de las normativas vigentes, lo que sería un atentado directo contra la transparencia y la equidad en el fútbol. La práctica de vetar a jugadores o hacer listas negras no solo es ética y moralmente cuestionable, sino que también contraviene las normas establecidas de libre comercio y transporte de personal.
En este contexto, ahora es el turno del superintendente Cielo Rusinque para decidir si se implementarán sanciones a clubes como Tolima, Envigado, Una vez Caldas, Pasto y Unión Magdalena, entre otros. Además, se está evaluando el papel del expresidente José Augusto Cadena, quien también está siendo investigado por la emisión de circulares que podrían haber contribuido a estas irregularidades. La situación está en constante desarrollo y podría tener implicaciones significativas para el futuro del fútbol colombiano.
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